El pasado 8 de julio, uno de los coordinadores e instructor de la Escuela Asturiana de Surf, inauguraba la sección «La Tumbona» en el suplemento «La Escalerona» que se edita en el diario La Nueva España, con una curiosa entrevista. Os dejamos a continuación con la misma.
Hugo Suárez es «playu» por los cuatro costados. Sagitario nacido en Gijón en 1974, es el mayor de tres hermanos. Además de estar licenciado en Educación Física, lleva unos cuantos años dirigiendo la Escuela Asturiana de Surf y la Surfrider Foundation Asturias. Las tablas son su gran pasión junto con la montaña. Es el primer gijonés que se sienta en la tumbona de playa de «La Escalerona» ésta.
– ¿Y eso de la Fundación, que es?
Ye pa que los chavales aprendan a educarse en los valores medioambientales.
– ¡Bah! Ya me quitó la ilusión, pensé que era algo relacionado con el cuerpo, el pelo quemado por el salitre…..
Mujer, hay que ser un poco mas limpio, mas reciclable.
– ¿En qué se recilcaría un surfero como usted?
Yo, en cabracho, el pez mas «ricu».
– Ese pez es feo y usted, precisamente, no apunta por ahí.
¡Feo o guapo, como sabe….!
– Ya, eso sí …. En fin, no nos despistemos. ¿Es usted equilibrado?
¡Que vá!
– Me esta destrozando la entrevista; se me ha caido el mito.
No lo tome por la tremenda, piense que soy muy «llargu».
– ¡Ahhhhhhhhhhhhhhh!
Cuéstame mucho bajar el centro de equilibrio.
– No si …. ya me dijeron a mí que los surferos tenían el centro de equiulibrio siempre bien alto.
Eso
– ¿Y usted es de los de las chanclas?
Mas que de chanclas soy de chancletes.
– Aclárelo.
Ye igual que comparar los cabrachos con los boquerones.
– ¡Vale! Cuente como fué su primera vez.
Se refiere a la primera vez que cogí olas.
– Exactamente
jNo hay secreto. En el año 1988, mis padres me trajeron una tabla de Estepona. Ahí empezó todo.
– ¿Qué momento es el mejor para coger olas?
Cuando estas solo. Es una afición muy egoista.
– Y ese egoismo suyo, ¿es por deporte o por naturaleza?
Por vicio.
– Bueno, dicen que los surfistas ligan mucho…..
Pues yo debo de jugar al balonmano.
– Y yo voy y me lo creo.
(Se ríe). No hay mejor cosa que tocar las pelotas.
– ¿Cuantas veces se vistió con traje y corbata?
Dos o tres, ye muy aparatoso para mí.
– ¿Pero para qué es aparatoso, para ponérsela o para quitársela?
Para lo primero, lo segundo es más fácil, va sobre la marcha.
– Me consta que ya se vio las caras con un tiburón. ¿Se tropezó alguna vez con una sirena?
En tres ocasiones. En la primera me engalo la vista, la segunda resultó un boquerón.
– Es lo que tiene la miopía.
¿No quiere saber cual fué la tercera ocasión?
– ¡Claro!
Resulto ser una chavaluca que se contorsionaba en la tabla. Lo suyo sólo fué una pose acuática, una decepción.
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