El pasado sábado 4 de Junio, nuestro amigo y personaje muy querido por la comunidad surfística, Julian Yañez Silveira «Queima», nos dejaba en un desgraciado accidente mientras buceaba en Lanzarote. Con esta noticia, una imagenes para el recuerdo en compañia de otros dos grandes amigos como Santi Fernández – Miranda y Luis Enrique Mendez «Tello» y una carta muy sentida de este último, queremos rendirle nuestro pequeño homenaje. Descansa en paz, Rodiles te llevara en sus aguas, «Querido amigo».

Querido amigo:

Nos conocimos aquel verano del 97 en Indonesia cuando practicábamos nuestra pasión, el surf y, lo que son las cosas, en aquella ocasión me salvaste la vida en la isla de Sumbawa y ahora no pude saldar aquella histórica deuda contigo.

Podría decir todas esas cosas que se dicen en estos casos. Que fue un placer conocerte. Que por qué te has ido. Que cuesta hacerse a la idea de que no volveremos a oir tu risa. Que te echaremos de menos en Rodiles. Que nos duele no haber podido decirte adiós.¡Qué se yo! Podría decir tantas cosas, pero para qué si no vas a volver.

Dicen que algo se muere en el alma cuando un amigo se va. Hoy sabemos que es verdad. Algo se nos ha muerto dentro de nosotros contigo. Nos quedan fotos, recuerdos pero un trozo de nuestra alma se ha ido contigo. Tú y tus benditas locuras…

Querido amigo, te contaré una historia. Llegó un día en que pude decir “mis amigos” con la boca bien grande y con la convicción de estar en lo cierto. Y tú estabas entre esos amigos.

Querido amigo, pasaste a formar parte de mi historia, a ser un personaje más del libro en blanco que es la vida. Te ganaste, por derecho, un trozo de mi alma, ese que ahora se va contigo. Eras mi amigo. Había veces que no te entendía, supongo que también habría veces en las que tú no me entendías a mí, esas cosas pasan. Pero continuamos escribiendo juntos páginas del libro.

Pero te has ido, querido amigo.¿Y ahora qué? Para ti es muy fácil, pero los demás nos quedamos aquí y nos atormenta  la soledad del “ya nunca más” que martillea incesante nuestros oídos. Y es que este vacío, esta soledad; ésta en concreto, ya no hay forma de calmarla. Esta herida escuece hoy más de la cuenta y nos desgarra el alma y nos arranca las lágrimas. Mañana probablemente deje de doler, pero cuando echemos la vista atrás y nos demos cuenta de que ha cicatrizado, querido amigo, los recuerdos nos resultarán mucho más insoportables que ahora. Tal vez, para ese entonces, ya podamos mirar las fotos en las que sales tú, pero ya no veremos a mi amigo, veremos a la soledad que nos dejó. Tal vez podamos recordarte sin que algo se desgarre en lo más profundo de nuestro ser. Tal vez, algún día, pueda, pero ahora no.

Mientras todo eso llega, sólo nos queda la soledad y esa vana esperanza que albergamos de que todo sea una terrible pesadilla de la que vamos a despertar a la mañana siguiente. Vana esperanza. Vanas palabras éstas que gasto, sin grandes resultados. Vano todo aquello en lo que empeñamos la vida. Vanas estas lágrimas que nublan mi vista, vanas, pero son lo único que nos queda. Es la única forma que nos queda de poder continuar y de hacernos fuertes cuando me encuentro con otros que también te conocieron y que también te llamaron “amigo”.

Tello y tus amigos de la Escalera 10

Julian Yañez "Queima", Santi y Tello